Esa noche recordé:
que también las historias cortas son bellas,
que hay melodía en otras notas,
que puedo recoger palabras en otra tierra.
Y fui como el fuego:
intensa,
impredecible,
implacable.
Me olvidé de tantas cosas:
del silencio llenando la habitación,
del aroma que despide el calor del sol,
del mar en el cual tantas veces navegué.
Abrí mis alas que ya no sabían volar
escalé montañas que creí inalcanzables
derrumbé murallas impenetrable
Esa noche, aprendí un nuevo idioma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario